En anteriores oportunidades el camino que nos conduce al pueblo era solitario, esta vez combis y camionetas nos acompañaron en la ruta, el recuerdo de encontrar siempre unos pocos pobladores en el pueblo, se esfumó la mañana del domingo. ¿Qué había ocurrido?, simplemente era la festividad de San Isidro Labrador y Huayabito estaba de fiesta, una banda de músicos era el telón musical, familias de visita, heladeros -todo un espejismo-, equipos de fútbol ya listos para entrar al "gramado" y por supuesto bebidas y comida; era un deleite para los sentidos percibir todo ese ajetreo. Una suerte para nosotros poder disfrutar de una fiesta tan autóctona y tan nuestra junto a nuestro deporte.